miércoles, 13 de octubre de 2010

Algún día seremos grandes.

ALGÚN DÍA SEREMOS GRANDES:

Pasadas las cosas malas que se viven, el cuerpo vuelve irremediablemente a retomar sus fuerzas. Como si el hecho de asumir que lo que salió mal se debe superar le valiera para cargar de nuevo la pila y empezar el juego. Se supone que los embates, los ataques, debilitan; pero luego de asumirlos y decidir qué se hará con ellos, el espíritu le regala al cuerpo parte de su grandiosa energía que guarda para ese tipo de momentos. El cuerpo se alimenta del espiritú tanto como lo hace la planta de la luz del sol. Sin el espiritu el cuerpo sería nada, simplemente un monigote que vaga.
Se toman decisiones y estas se convierten en acciones, la grandeza se alcanza sin necesidad de rasguñar sus primeros alcances, es decir, lo primero que tocas de ella, pues ésta cede en la medida que el esfuerzo individual la merece, se alcanza o se deja alcanzar, para ese momento eso es lo de menos.
La grandeza se alcanza igual que como se sale de una cascada. luchando pero dejándose llevar, encontrando el balance y el momento ideal, balanceando la mente, el cuerpo y el espíritu para hacerlos uno solo. Dejando que la corriente te arratre a donde tú quieres llegar. En la paradoja de empujar y dejarse guíar se encuentra que no todo lo decides tú, pero que lo que depende de otros lo puedes adoptar y, al rato, manejarlo como si de ti hubiera nacido. Esa el la grandeza, llegar limpio de espíritu y no necesariamente de cuerpo. Que queden cicatrices no importa, que queden huellas es lo importante, Para que no se nos olvide quiénes somos, de donde venimos y lo que nos ha costado llegar a ser lo grandes que somos.