sábado, 21 de agosto de 2010

Un mejor mañana

Me quedé sólo por la promesa de un mejor mañana, pero el mañana llegó y no pasó nada...la promesa se pospuso de nuevo para otro mañana y el asunto era que siempre habría un mañana para prometer más. Quise que se me cumpliera y no cumplí, quise que me llegara y no envié, quise que se me ragalara y no regalé, quise recibir y no dí.

Fue entonces que aprendí que la promesa del mejor mañana debía ser de mí para mí mismo. Que el regalo debería llegar, de mi mano a mi otra mano y que no debía esperar más que de mí mismo.

Así aparecí de nuevo, más convencido de mi grandeza, más seguro de mis capacidades y más convencido de que si lo quiero lo tengo que buscar, de que si lo deseo lo tengo que alcanzar, de que nadie puede, debe ni quiere resolver por mí el mañana.